Privacidad y drones
Tener una aeronave no tripulada es una de las grandes ventajas del siglo XXI. Sus múltiples aplicaciones la hacen realmente útil para aquellos que pretenden innovar dentro y fuera del ámbito de los negocios. Sin embargo, en algunos cursos de drones se empieza a establecer un debate sobre la pérdida de privacidad en cuanto a los pilotos. Este aspecto en algunos casos no tiene que ser considerado como negativo.
La guerra comercial creada entre EEUU y China ha hecho que actualmente el mercado de drones se encuentre en tierra de nadie. Las grandes productoras han comenzado a poner impedimentos para la comercialización de sus productos en determinados territorios.
Pero, ¿qué consecuencias tiene en la industria? Esto ha hecho que los estadounidenses empiecen a generar incertidumbre sobre cómo tratan la información los drones chinos. También se han aumentado los aranceles por lo que acaba siendo negativo para el consumidor final, quien tiene que pagar más por ellos.
Pero problemas aparte, queda muy claro que los drones son el invento del futuro. Por ello su fabricación y comercialización es cada vez más ventajosa. Son muchos los que se unen a los cursos de drones para conseguir aprender a pilotar esta aeronave no tripulada.
Expertos en este ámbito como Aero2mil Dron hablan de las medidas que la Administración Federal de Aviación estadounidense están imponiendo para su utilización. En el caso de aquellos usuarios que quieran volar a más de 150 metros, el aparato deberá de poder retransmitir a través de Internet toda la información relacionada con la posición, velocidad o recorrido, entre otros aspectos. Tales datos serán de dominio público y consultables por un periodo de seis meses.
Aquí aparece el debate sobre el control de los pilotos, si es necesario conocer tanta información o qué diferencia existe entre este tipo de registro y la supuesta filtración de datos por parte de los drones chinos.